La creatividad de las personas y la solución creativa que le encuentran a los problemas, siempre pone en jaque al ‘statu quo’.
Por eso, los que logran sintonizar el ritmo personal a las rutinas institucionales, se arman de una resistencia mágicamente combinada, entre mecanismos tradicionales y cínicos personajes, que conspira permanentemente contra las personas creativas y con ello, contra las soluciones creativas.
El principal problema de la Creatividad, por lo general, es la poca o nula capacidad de los sistemas organizacionales a aceptarla, mucho menos a potenciarla. Esto se debe fundamentalmente a que la Creatividad y las personas creativas resultan generalmente incómodas porque lo constante en ellas es el cuestionamiento y el cambio. Ni bien alcanza a instalarse una idea,
proceso o producto como el acto creativo consumado, surge otra idea a partir de ésta que la supera.
Es entonces, la disconformidad natural y positiva que conduce a las personas creativas hacia el cambio, siendo éste un estado permanente de búsqueda, nuevos hallazgos, reconversión de la idea, del proceso o producto, para empezar nuevamente.
La denominada zona de confort no es un punto de llegada para las personas creativas. Lo que puede resultar estable y esperable para la mayoría, como un buen pasar laboral, familiar, económico, social, etc. es un relato que, aunque la persona creativa lo apoye en principio, no satisface sus aspiraciones reales más íntimas. La comodidad le aletarga los ritmos, la necesidad de búsquedas, su inquietud positiva se convierte en desgano, desinterés y aburrimiento. La zona de confort se convierte rápidamente en zona de apatía y abulia para desencadenar, muchas veces, en tristeza, depresión. Por ello, las personas creativas son generalmente desobedientes a las normas estructurantes que no contribuyen con sus procesos creativos naturales. Donde todo se hace como siempre, no se instalan los desafíos y el ser uno más – que generalmente es el fin que la organización tiene planeado para ella, convierte a la aventura en una convivencia apática en un espacio gris de suplicios.
La incomodidad del desafío constante es lo que interpela a la persona creativa, la arranca de su letargo y la provoca. Es feliz porque el desafío la motiva y, generalmente, su estado de ánimo natural se manifiesta exultante, apurada, inquieta o sumida en profundas cavilaciones. Le resulta importante encontrar condiciones propias de la zona de comodidad, pero no para mantenerse en ellas, sino como base para poder arriesgarse a un nuevo desafío.
Dra. Ana María Pardo Ruiz
La creatividad interesa a ámbitos tan diversos como el mundo de la empresa, el científico, el diseño, el tecnológico, el comercio, el político y el educativo con sus diferentes niveles, modalidades y para el buen vivir. Este espacio propositivo pretende aportar de ideas, perspectivas y técnicas respecto del uso positivo y ético de la creatividad como mecanismo de búsqueda y avance del pensamiento y acción del hombre en armonía con el entorno.