En materia de derechos laborales los avances han sido muy significativos en los últimos 20 años y, sobre todo en Argentina, en los últimos 12. Sin embargo, las mujeres aún enfrentan desigualdades en el mundo del trabajo. A nivel mundial, sólo el 13% de las empresas medianas y grandes son dirigidas por mujeres, según los datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Este dato indica los escollos que enfrentan las mujeres para acceder a cargos directivos, a pesar de igualar o superar la formación de sus pares varones.
No se trata de que ellas estén menos capacitadas, ya que igualan y superan el nivel académico de los hombres al representar el 55% de los doctorados a nivel mundial. Esto último se acentúa en América Latina y el Caribe, donde se encuentra un 42,2% de investigadoras, el porcentaje más alto del mundo.
Estos datos, provistos por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), también
se constatan en Argentina. Del total de personas mayores de 20 años con estudios universitarios completos, el 54% son mujeres, de acuerdo con lo revelado por el Censo Nacional de 2010.
En el país, más de la mitad de las mujeres que acceden a puestos directivos (52,7%) cuenta con estudios superiores o universitarios completos. La cifra se reduce significativamente (34,6%) para los hombres que realizan los mismos trabajos. Estos datos, del informe Género en el Trabajo: brechas en el acceso a puestos de decisión del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), indican una disparidad en los requisitos para acceder a la pirámide jerárquica de las compañías.
La OIT indica que algunos de los motivos que explican este escenario es que las mujeres encuentran dificultades para adquirir experiencia en cargos de gestión, requisito esencial para acceder a puestos de mayor responsabilidad, tales como la dirección de una empresa. También, porque se plantea una restricción en lo que respecta a las áreas. La mujer accede en áreas de recursos humanos, relaciones públicas y comunicación, finanzas y administración.
Por otra parte, a nivel mundial la tendencia se revierte en las micro y pequeñas empresas, donde el acceso a las juntas administrativas y los cargos directivos se vuelve más factible. De hecho, ellas representan del 31 al 38% de los trabajadores por cuenta propia. Así lo indica el informe La mujer en la gestión empresarial de la OIT. Esto se debe fundamentalmente a que en condiciones de autoempleo o en estructuras pequeñas y modalidades de trabajo más flexibles, la mujer se siente muy cómoda porque puede acomodar sus horarios para el desarrollo de su trabajo con fines económicos, conjuntamente con las actividades propias del cuidado de los hijos.
También es importante considerar que aún existen prejuicios de género, hecho que les impide a las mujeres sumar experiencia profesional. De manera que se mantiene la idea de que hay carreras, profesiones y oficios propios de los varones que se encuentran casi vedados para las mujeres.
La otra dificultad tradicional y ancestral es que el cuidado de los hijos y las tareas domésticas se las sigue entendiendo como responsabilidad única de las mujeres, impidiéndoles progresar en profundidad y ritmos como un varón. Razón por la cual, las licencias que piden los varones para ocuparse de las responsabilidades familiares son escasas, además de que no se promueven. Estas razones refuerzan una cultura empresarial que permanece protagonizada por los varones, según indica la OIT.
En Argentina, las mujeres ocupan un 35,1% de los puestos directivos superiores y medios. Según lo señalado en el informe del PNUD, los mayores avances registrados desde 1996 se concentran en el sector estatal. Es en el estado donde las mujeres pasaron de representar el 38,8% al 50,3% de las personas en puestos de jefatura y dirección. Esta tendencia se manifiesta en los tres poderes, tanto a nivel nacional como provincial. En cambio, en el sector privado se registró un mínimo avance del 20,3% al 28%.
“Argentina supera ampliamente los niveles internacionales de participación femenina en puestos jerárquicos. Se han producido logros importantes y la tendencia muestra mayor equidad en algunos sectores de la economía”, explica el presidente de PROEM. Aunque en la actualidad el acceso a cargos directivos entre varones y mujeres es desigual, Schvartzer enfatiza en los significativos avances alcanzados e interpreta que el panorama irá mejorando en cuanto a igualdad entre los hombres y las mujeres para acceder a los cargos jerárquicos. “Cada vez existe mayor grado de conciencia sobre los beneficios de crear un entorno de trabajo igualitario: sin dudas este proceso se consolidará en los próximos años”, concluye.
Desde mi óptica, considero que la idea es apelar a que seguir madurando como sociedad porque aún tenemos que seguir creciendo y avanzando; sobre todo en la comprensión y empatía hacia una solidaridad de género que incluya al varón en un marco de igualdad. Para ello, es fundamental actuar en pos de una educación para la igualdad y la paz.
Prensa Fundación PROEM
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