El desarrollo del pensamiento creativo y científico requiere de un ambiente que lo propicie, de tiempos, espacios la predisposición de guías, orientadores, tutores, mentores que vayan educando “sacando de adentro” las diversas ideas (pensamiento divergente) para que confluyan en otras ideas y productos (pensamiento convergente) que le otorguen vitalidad, factibilidad y la viabilidad para que no quede en el ámbito de la fantasía o la ensoñación.
Esta ‘educación’ atraviesa todos los órdenes del conocimiento y de las artes, porque implica el caudal de los logros de la humanidad. De manera que no solo educan las ciencias sino también las artes. Por lo tanto, un sistema que se base solo en el estudio de las ciencias en desmedro de las artes o al revés, es incompleta. Los docentes, como encargados principales del acompañamiento en esos viajes que conjugan lo interior y lo social, necesitan ‘enciclopedia’ no solo diccionario y un conjunto de habilidades para que la comprensión de la realidad sea una construcción y una deliberación permanente porque la idea de verdad es provisional hasta que una nueva investigación la ponga en discusión.
La creatividad interesa a ámbitos tan diversos como el mundo de la empresa, el científico, el diseño, el tecnológico, el comercio, el político y el educativo con sus diferentes niveles, modalidades y para el buen vivir. Este espacio propositivo pretende aportar de ideas, perspectivas y técnicas respecto del uso positivo y ético de la creatividad como mecanismo de búsqueda y avance del pensamiento y acción del hombre en armonía con el entorno.