lunes, 4 de enero de 2010

EL ROL DOCENTE- LA EDUCACIÓN EN EL CONTEXTO ACTUAL (6)


PROFESORADO PARA TÉCNICOS


LA EDUCACIÓN EN EL CONTEXTO ACTUAL (6)
EL ROL DOCENTE





Cada Tema supone la realización de diferentes actividades  con el fin de ir comprendiendo y relacionando las diferentes temáticas.
TEMA 5: EL ROL DOCENTE
En las sesiones anteriores hemos mencionado más de una vez al docente y el rol que debe desarrollar de acuerdo a la teoría que sustente su labor cotidiana.

Además, con el recorrido realizado, tal vez ya podríamos responder acerca de cuáles pueden ser las funciones que un docente debe desempeñar para promover aprendizajes significativos en los alumnos.
No obstante, es necesario que profundicemos acerca de lo que implica el rol docente en los procesos de formación de los alumnos y sobre todo, en los procesos de formación que demanda el contexto educativo actual.
Desde esta perspectiva, el docente tiene un rol protagónico en la sociedad y ocupa un rol privilegiado al momento de pensar en la calidad de la educación.
La identidad del docente ha ido modificándose a lo largo de la historia y con ella también, las formas de ejercer la docencia.
En la actualidad, una escuela que se propone mejorar la calidad de la enseñanza, debe estar estrechamente vinculada con una transformación de la función docente hacia niveles de mayor profesionalización. Si bien ésta, no es el único elemento capaz de modificar la educación, es una condición necesaria para el desarrollo y transformación del sistema educativo nacional.
En función de lo expuesto, en esta sesión analizaremos cómo se ha ido configurando la identidad del docente a través del tiempo, qué rol le compete desarrollar en el contexto actual, qué aspectos condicionan su labor; cuáles son las condiciones deben propiciarse durante los procesos de formación para lograr la profesionalización y jerarquización de su labor, para finalmente analizar la perspectiva de la capacitación y aprendizaje permanente.
v  LA CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD DEL DOCENTE A TRAVÉS DE LA HISTORIA:

En la antigüedad, las sociedades no tenían una actividad especialmente destinada a la educación de los jóvenes. La educación era una responsabilidad compartida por todos los miembros de la comunidad.

El oficio del docente surgió cuando las sociedades se enfrentaron a una creciente complejidad de la cultura y una importante división de roles y funciones. Se hizo necesario entonces, una función específica para poder transmitir a las nuevas generaciones los saberes de la comunidad.

En la antigua Grecia, el “pedagogo” era el que conducía a los niños. El maestro era un esclavo o servidor más instruido que otros que acompañaba a los jóvenes.

A partir de la Revolución Francesa (1789), con las nuevas concepciones sociales y políticas de la época, comenzó a requerirse que el docente desempeñara otra función; debía ser alguien capaz de formar ciudadanos libres e independientes, transmitiendo los ideales de identificación nacional.

A fines del siglo XVIII, con la consolidación y desarrollo de la ciencia, el maestro se convirtió en el poseedor del conocimiento y en el transmisor de la verdad científica. Debía dominar los contenidos de las diferentes disciplinas y volcarlos sobre la “tabla rasa”, o la mente de sus alumnos. (Recordemos las teorías imperantes de esa época: el empirismo, el conductismo, la enseñanza como transmisión cultural, el modelo de aula proceso-producto).

Junto a esta función surgió la del “maestro sacerdote”: el docente que con abnegación, desinterés, lucha y perseverancia podía combatir la ignorancia, considerada causa de todos los males de la sociedad. Esta última imagen del docente como sacerdote, formó parte de los ideales de la generación de intelectuales que constituyeron las bases de la Nación Argentina y que se denominó
“generación del 80”.

Hacia los inicios del siglo XX, la escuela, denominada tradicional, entendió que el eje de la acción del maestro era la transmisión de contenidos. El programa de contenidos era el centro del acto pedagógico, más allá de la significatividad que pudieran tener los contenidos para los alumnos.

No obstante, en 1920, surgen corrientes pedagógicas como “la escuela nueva o escuela activa”. Desde estas perspectivas, el docente comienza a desplazar su lugar: de poseedor de la verdad hacia el lugar de guía u orientador de los intereses y necesidades de los alumnos. (Recordemos las teorías imperantes en esa época: Piaget, la enseñanza como fomento del desarrollo natural, etc.).
La atención pasó a concentrarse en el proceso de adquisición del saber del alumno.

En la década del 60, surgieron junto a posiciones más críticas y radicalizadas, diversas interpretaciones de la función docente y también de su imagen en la sociedad. El reproductismo ha sido la postura más difundida de esta etapa. Afirma que tanto la escuela como el docente, son culpables o reproductores de las injusticias sociales. Así el docente se convierte en el responsable del fracaso escolar y la distribución no equitativa del conocimiento.

Con la introducción de la tecnología en la educación, comenzaron a adquirir importancia los expertos y especialistas en diseñar planes escolares. Desde estas posiciones tecnicistas, el docente pasó a ser un administrador de experiencias de aprendizaje o un ejecutante de los planes y programa elaborado por otros.

A lo largo de la historia, la imagen del maestro fue cambiando y múltiples situaciones fueron confluyendo hacia la construcción de diferentes modelos.

La crisis que hoy vive la educación, se manifiesta, entre otras cosas, por la pérdida de un modelo o imagen del maestro y la identidad del docente ha quedado desdibujada. Una manifestación de esta pérdida es la búsqueda incesante de fórmulas y de hacer recetas que nunca parecen dar resultado en la tarea concreta.

Las demandas del contexto actual exigen una transformación del rol del docente; éste debe recuperar su profesionalidad, desarrollar diversidad de competencias que le permitan realizar reflexiones críticas y aportes significativos frente a los múltiples problemas, profundamente comprometido con la realidad de tu tiempo, sus alumnos, su escuela y su comunidad.


  
v  PROFESIONALIZACIÓN DOCENTE



ESTA PARTE ES MUY INTERESANTE, PORQUE  TRATA ESPECÍFICAMENTE PARA QUÉ NOS PREPARAMOS…




La identidad de una profesión se construye por la intervención simultánea de dos elementos:

- El dominio de un cuerpo de conocimientos expertos o especializados

- Reconocida autonomía en el trabajo.


De este modo, un profesional tiene una identidad propia cuando es capaz de dominar los contenidos científicos y tecnológicos propios de su trabajo y aplicarlos correctamente para la solución de problemas concretos.

Si aplicamos estos conceptos al docente, deberíamos responder a la pregunta ¿qué significa ser un profesional de la educación?

Si seguimos la misma línea de análisis, podremos responder que un profesional de la educación es quien maneja el soporte de conocimientos que son básicos para el desempeño de la tarea de enseñar y aprender. Al mismo tiempo, es capaz de tomar decisiones autónomas, con independencia, libertad y responsabilidad.

Si pensamos en el ámbito de la escuela, su profesionalidad se evidencia cuando:

- Diagnostica situaciones, propone y realiza diversas alternativas de acción.
- Participa en las decisiones, desarrolla sus iniciativas.
- Enriquece sus propias acciones e ideas y desarrolla la capacidad de reflexionar críticamente.
- Ejerce su autonomía a nivel curricular, haciendo las adaptaciones necesarias en relación con las necesidades y el contexto de sus alumnos.
- Define sus propias necesidades de capacitación y perfeccionamiento.
- Evalúa críticamente los resultados de su labor educativa y los asume con responsabilidad.
Con sus alumnos:

- Cree en la zona de desarrollo próximo y potencia el aprendizaje de todos los alumnos, buscando diferentes técnicas, métodos y estrategias.

- Realiza una mediación eficiente para mejorar la calidad de los aprendizajes a través de aspectos tales como dominar los contenidos de las áreas básicas, manejar adecuadamente las estrategias metodológicas, promoviendo aprendizajes significativos en sus alumnos, adaptando la enseñanza al ritmo de aprendizaje de éstos y presentando desafíos para que experimenten el placer de aprender cosas nuevas, interesantes; valorando permanentemente sus esfuerzos.

- Estimula la autonomía de sus alumnos.

- Utiliza la evaluación y autoevaluación de los alumnos como un medio para promover mejores aprendizajes.

v  CONDICIONES DEL TRABAJO DOCENTE
La realidad de los últimos años ha incrementado una situación que tiene historia: docentes abrumados por diferentes demandas que surgen del contexto social, institucional y del aula; sobrecarga en la responsabilidad por tareas no pedagógicas, remuneraciones empobrecidas en relación con otras profesiones, burocratización del sistema, falta de incentivo al mejor desempeño y a la actualización y capacitación; entre otras.

Esta situación ha ido generando un clima de creciente desvinculación y poco compromiso del docente con los resultados de la tarea, perdiendo simultáneamente la jerarquización de su función.

Diferentes factores interrelacionados, configuran las condiciones en las que se desenvuelve el trabajo docente.

Entre ellos, podemos destacar:

1. La organización general del trabajo docente, que presenta particularidades como las siguientes:

- La actividad del docente se desarrolla predominantemente en forma individual, lo que impide la elaboración de proyectos de trabajo compartido así como la formación de verdaderos equipos de trabajo.

- Es una actividad cubierta de prescripciones; las funciones que se le exigen se expresan en una serie de disposiciones que conciben la tarea profesional como mera ejecución de lineamientos elaborados por la superioridad o por expertos del currículo, dificultando un accionar reflexivo, creativo y autónomo.

- Está encuadrada por un conjunto de normas laborales caducas que regulan su función no tomando en cuenta por ejemplo la iniciativa personal, la eficacia en el desempeño, los niveles de logros alcanzados con sus alumnos.

2. La relación entre actividades pedagógicas, sociales y burocráticas:

- Son múltiples las actividades pedagógicas, sociales y burocráticas que debe desarrollar el docente y la demanda es creciente. Sólo a título de ejemplo, mencionemos como las escuelas se han convertido no sólo en proveedoras del hecho educativo, sino también de otros servicios como los que apuntan a la contención comunitaria y a la asistencia social.

3. Las condiciones ambientales entendiendo por tales al ámbito físico en el cual se desempeña el docente (aula, patios, etc.) y los recursos materiales disponibles para el desarrollo de su tarea (desde hojas hasta los recursos tecnológicos).
No es necesario que profundicemos demasiado en este aspecto; ya que las buenas condiciones ambientales y los recursos materiales son elementos indispensables para asegurar la productividad y calidad del servicio que se brinda.

Finalmente, no debemos olvidar que no existe un único factor que, por sí solo, garantice la solución a las condiciones de trabajo de maestros y profesores.


v  ROL DOCENTE
Cuando nos referimos al rol docente, hacemos referencia a las actitudes, modos de actuar con las que éste enfrenta determinados contextos y resuelve diferentes situaciones.



A partir de todo lo que hemos venido reflexionando, lo primero que debemos preguntarnos es:

¿Cuál es el rol que debe desempeñar el docente para promover verdaderos aprendizajes en sus alumnos y para que su práctica, lejos de ser una búsqueda de recetas, logre recuperar la profesionalidad que se necesita en la Argentina de hoy?

Son muchos los aspectos sobre los que deberíamos profundizar, pero a modo de síntesis, podríamos aportar:

- Asumir una postura epistemológica frente al proceso de enseñanza-aprendizaje. De acuerdo a cómo conciba cada uno de los elementos de este binomio, será su forma de desarrollar su práctica.

- Asumir una función mediadora entre el alumno y el nuevo conocimiento; convertirse en el nexo o puente entre lo que el alumno ya conoce y lo nuevo que debe aprender.

-Lograr compromisos efectivos en relación con los alumnos, sus familias, la institución escolar y la comunidad en la cual desarrolla su función.

- Gestar cambios en relación a sí mismo y a su práctica.

- Asumir la profesionalidad de su trabajo desde el dominio de los saberes que enseña y la autonomía en la toma de decisiones.

- Comprender el rol que ejercen sus creencias y sus esquemas de conocimiento en la forma de desarrollar su práctica.

- Generar zonas de desarrollo próximo, poniendo en juego estrategias que le permitan a sus alumnos pasar de su zona de desarrollo real a la potencial.

- Proveer a sus alumnos diferentes instrumentos de mediación a fin de que puedan internalizar significativamente los elementos de la cultura.

- Adecuar el currículo a las necesidades de sus alumnos y al contexto en el que desarrolla su labor.
- Reflexionar críticamente sobre su práctica e introducir los cambios que sean necesarios.

- Comprender que los factores que condicionan su práctica deben ser elementos que favorezcan un trabajo continuo y mancomunado para diseñar estrategias de superación que, lejos de desprestigiar su profesión, la jerarquicen.

- Asumir la perspectiva del aprendizaje permanente desde la capacitación, formación, actualización y perfeccionamiento continuo.





Vemos que la identidad del docente se ha ido configurando a lo largo de la historia y de acuerdo a la época donde nos situemos, vemos que ha ido desempeñando diferentes roles.


No obstante, la crisis que hoy vive la educación, se manifiesta, entre otras cosas, por la pérdida de un modelo o imagen del maestro y la identidad del docente ha quedado desdibujada. Por lo que es necesario un proceso de transformación del rol del docente; donde pueda recuperar su profesionalidad y jerarquización de su labor.


Un profesional de la educación es quien maneja el soporte de conocimientos que son básicos para el desempeño de la tarea de enseñar y aprender y al mismo tiempo, es capaz de tomar decisiones autónomas, con independencia, libertad y responsabilidad.

La tarea docente se encuentra condicionada por múltiples factores que tienen que ver con la organización general de su trabajo, con las exigencias que se derivan de las actividades pedagógicas, sociales y burocráticas que debe desarrollar y por condicionamientos ambientales que, en muchas ocasiones, limitan su accionar.

No obstante, cuando nos referimos al rol del docente, hacemos referencia a las actitudes, modos de actuar con las que éste enfrenta determinados contextos y resuelve diferentes situaciones.

Y en este sentido, hemos destacado que, a pesar de los múltiples factores que condicionan su tarea, es importante que se desempeñe como un profesional que pueda asumir una postura epistemológica frente al proceso de enseñanza-aprendizaje, desarrollar una función mediadora entre el alumno y el nuevo conocimiento, gestar cambios en relación a sí mismo y a su práctica, dominar los saberes que enseña y tener autonomía en la toma de decisiones, generar zonas de desarrollo próximo, adecuar el currículo a las necesidades de sus alumnos y al contexto en el que desarrolla su labor, reflexionar críticamente sobre su práctica e introducir los cambios que sean necesarios y asumir la perspectiva del aprendizaje permanente desde la capacitación, formación, actualización y perfeccionamiento continuo, entre otras.